El Querer

Hoy llegó el boletín, papelucho que logra, gracias a su contenido, que mis viejos me castiguen y/o me quieran matar; además de lograr que mi ya comatosa autoestima baje más todavía, y de asentar más mi depresión, y todos estos factores me hacen desear darme por vencido, irme del ILSE y terminar en algún otro colegio de mierda de por ahí.
Mas yo me pregunto, ¿es por mí? ¿A mí me molesta? ¿Realmente me cambia en algo?
No. No es eso. Odio la decepción, eso es. Y con esto estoy decepcionando a todos, a mis viejos, a mis amigos y hasta a mí mismo; ya que termino siendo el peor promedio del curso, el peor del curso, el peor. En el que menos se confía, el último para el grupo de Geografía. Pero no sólo en las notas, ya que entre yo y los otros se interpone una distancia, la cual es, quizás, la incomprensión de ellos, o quizás mi propia locura. De cualquier manera, no por eso estoy menos solo; ya que esto me semeja a un pedazo de madera en el medio del océano, flotando a la deriva, solo, aislado del resto, sin rumbo ni dirección. Es como que estoy echo de otro material, otra esencia, ousía; y esto me separa de los distintos sentimientos de la gente. No puedo ser amado ni odiado, el amor es un estado mental-físico-psicológico en el cual la satisfacción del amado es tan significativa y deseable como la del amante; y mi satisfacción es tan distinta a la de los demás que llega a ser hasta contradictoria, con lo cual deja de ser mutua satisfacción, así que deja de ser amor, para pasar a ser una relación sadomasoquista.
Tampoco puedo ser odiado, ya que no existe un sentimiento sin su opuesto, así como no puede existir la sombra sin una luz; y también como la luz produce sombra, el amor provoca odio y el odio amor, con lo cual el ser odiado no es una ventaja.
Yo solo puedo ser querido (o no querido). Eso no es suficiente para mí. El querer es el necesitar algo, pero momentáneamente, mientras que el amor es necesario todo el tiempo. Es una ironía que de la misma forma que se dice “quiero a Fulano”, se puede decir “quiero un vaso de agua” cuando tengo sed. A Ambos los necesitas en ese momento, pero así como luego de tomar un par de vasos de agua uno dice “no quiero más”, así pasa con las personas. Uno quiere hasta satisfacerse, hasta el punto en el que quiere otra cosa; por el contrario, uno ama hasta que muere. Entonces podemos decir que uno quiere por necesidad, mientras que uno ama por placer (tanto para uno como para el otro). -Para dar un ejemplo, hace un par de días, alguien me decía “te quiero”, ahora no me quiere más. Según ella esto se debe a un cambio en ella. ¿Satisfacción tal vez? Tal vez no me quería a mí, sino a algo en mí que no era más que un 1% de mí.-
Eso es lo que dura el querer. El amor y el odio, en cambio, son eternos. Si uno deja de odiar, o de amar, es porque nunca lo hizo. Y en este momento siento odio, odio a todo el mundo, odio contra mí, contra mi gente y contra todo lo que me rodea. Esto es todo lo que me queda, el odio a la indiferencia, el odio al “no odio” y el odio al indiferente “querer”.
10-VI-04